Un día en el mercado



   Hoy he acompañado a mi ama, Dolabella, a comprar al mercado. Esta mañana vino Costa, un esclavo, para acompañarme a ir a la casa de mis amos. La casa está a veinte millas y como mi ama quería salir temprano yo me tuve que despertar muy pronto, ya que veinte millas son unas tres horas andando.
Al llegar estuve treinta minutos esperando de pie a que mi ama estuviera preparada y cuando salió fuimos al mercado. En el mercado compramos varias frutas: peras, manzanas, higos y una pesada sandía la cual tuve que cargar junto las frutas y varias hogazas de pan hasta la casa de mis amos. Al llegar entré a la cocina, dejé los alimentos y volví a casa junto a Costa que estaba esperándome en la puerta para acompañarme.
   Costa es un hombre de unos veinte años, alto, de pelo negro y piel oscura de tanto trabajar bajo el sol.
   Al llegar, mis padres y mis hermanos estaban descansando después de un duro día de trabajo en el campo. Como ya era tarde, después de estar un rato conversando, nos fuimos a dormir a nuestras esteras.




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